Ya todos deben haber visto la noticia, un grupo de pibes, que fueron estafados por una empresa proveedora de servicios turísticos, no tuvo mejor idea que cortar la avenida Cabildo para enfatizar su reclamo. Genial.
Más allá de que su bronca sea comprensible... muchachos, era un viaje a Bariloche. Les cuento, yo fui para allá de viaje de egresados, en el año 1984. Tuve la suerte de volver el año pasado, y les garantizo que el Nahuel Huapi sigue estando en el mismo lugar, así como el Cerro López, el Centro Cívico, el Llao Llao, el Cerro Catedral, la Isla Huemul, el Bosque de Arrayanes, etc. Y no han cambiado gran cosa en 21 años, salvo el Llao Llao que en el 86 no estaba habilitado y ahora sí. Los barilochenses son muy cuidadosos con su entorno.
Entonces, si por un viaje a Bariloche cortan una avenida ¿qué van a hacer si les matan un pariente, o si los echan del trabajo, o si les coartan una de sus garantías constitucionales? ¿Van a estrellar un avión de pasajeros contra el edificio Le Parc?
No niego su derecho a la protesta, pero una cosa es la instalación de las papeleras en el Río Uruguay y otra muy distinta el viaje de egresados. Y no puede dejarse de lado el hecho de que miles de ciudadanos con tantos derechos como ellos fueron perjudicados por su protesta. Si esperaban ganarse alguna simpatía, creo que le erraron fiero a la metodología.
Lo que da más vergüenza es que no sólo los pibes estaban cortando la avenida. Sus propios padres, de quien uno espera algo de sentido común, estaban en el lugar de los hechos demostrando un estado de exaltación comparable al de los adolescentes que han sufrido un golpe a su ilusión. Lamentable, realmente.
Qué quieren que les diga, si después de esto nos quejamos de nuestros gobernantes...
Johann Tenorio