sábado, 22 de diciembre de 2012

Revolución (o cómo volver al punto de partida)

A ver muchachos: llámenlo como quieran, pero cuando un grupo de personas entra por la fuerza a un lugar donde hay mercaderías, y se hace con las mismas sin pagarlas, se llame saqueo, se llame robo organizado o se llame LCDs Para Todos, es un delito. ¿Hasta ahí estamos de acuerdo? Muy bien, sigo adelante. Si no, ni sigas leyendo, entraste al blog equivocado.
Coincidimos entonces que lo que se está produciendo en estos momentos en varios lugares de la Argentina (lo podés ver en cualquier medio, incluso en los oficialistas) es una serie de delitos, cometidos por una cantidad no especificada aún de delincuentes.

La segunda etapa del plan "LCDs Para Todos" venía algo demorada, y hubo que improvisar un poco.
Ahora bien, podemos plantearnos quiénes son esos delincuentes. Ir tras ellos y ponerlos entre rejas, como corresponde. Es una buena opción, sin dudas. Sólo les pediría que mientras les ponen las esposas, recuerden que esos delincuentes, además de ser delincuentes, son también excluídos del sistema. Del mismo sistema que dice gobernar para ellos, mientras despliega un sinfín de presentaciones en PowerPoint para demostrar la bonanza económica que supuestamente derrama sobre ellos como maná de los cielos sobre el pueblo elegido.
También podemos preguntarnos quién incitó a esos delincuentes. Aquí las opiniones se dividirán: unos dirán que fueron espontáneos, otros que los dirige el Gobierno para provocar un "autogolpe", otros que desde las sombras los organiza Duhalde, o Moyano, o Magnetto. En cualquier caso, todo queda a la corta o a la larga en un simple endosamiento de culpas al de la vereda de enfrente. No me parece tan buena opción.


Me estoy inclinando por una tercera opción, tal vez la más difícil. Se trata de analizar un poco qué nos trajo hasta este punto. Enfocar esta situación simplemente como una serie de síntomas, que parecerían extraídos del más complejo de los capítulos del Dr. House, y a partir de ellos tratar de descubrir la enfermedad subyacente (siempre quise usar esa palabra y no sabía dónde).

Y lo primero que se me viene a la mente es "bronca". Bronca de diversos tipos y por varios motivos, como en el tema de Miguel Cantilo. Bronca que se genera en quienes viven en condiciones lamentables, y que ven por televisión cómo viven los que más tienen. Bronca porque les están jurando desde hace años que este modelo es para ellos, para los excluídos, para los que nunca tuvieron la oportunidad de subir un escalón en la pirámide social, pero a pesar de tanto juramento, siguen hundidos en el mismo estrato donde estaban hace 10 años, y sin vislumbrar en el futuro próximo un ascenso real y concreto en sus condiciones de vida. Bronca porque, además, se agota la vaca lechera y la asistencia comienza a escasear, y si a esto le agregamos que se ven obligados a depender de la asistencia porque ni en sueños les van a dar una chance de ganarse el pan con el sudor de su frente, y mucho menos un LCD... el caldo se pone ya demasiado espeso.

Lo otro que se me viene a la mente es ineptitud. Por supuesto, de los que nos gobiernan, y también de los que deben controlarlos desde la otra orilla.
Ineptitud para delinear un país donde haya una industria sólida, sustentable en el tiempo y que genere puestos de trabajo con todas las condiciones establecidas en el artículo 14 bis de ese libelo alguna vez conocido como "Constitución Nacional".

Ineptitud para garantizar la seguridad de los ciudadanos manteniendo un plantel policial preparado para éstos u otros casos, equipados como corresponde y capacitados para poder diferenciar entre represión indiscriminada y prevención del delito.
Ineptitud para prever que esto iba a suceder, sea a través de los servicios de inteligencia del Estado o bien a través de los punteros polìticios que recorren todos los barrios carenciados del país.
Y también ineptitud de los políticos opositores, no armando un frente electoral donde se mezclen peras y batatas, sino mínimamente exponiendo ante la sociedad una plataforma de gobierno donde pudiéramos saber cuáles eran las acciones que iban a implementar en caso de ganar las elecciones.

Y hay una tercera causa en la que estoy pensando, y se llama imbecilidad. Sólo un imbécil puede creer que se puede lograr la paz social a través del conflicto permanente. Sólo un imbécil puede creer que si mantenés millones de personas hacinadas en sitios insalubres, no van a estallar ante la primer chispa que les acerque algún avispado. Sólo un imbécil puede creer que se puede lograr la colaboración de todos los argentinos llamándolos "fachos", "gorilas", "oligarcas", "golpistas" y/u otros califictivos con la misma carga de desprecio al que piensa diferente. Y sólo un imbécil puede creer que se puede gobernar el pasís que nos dejaron después de tantas tiranías, dictaduras y democracias ineficientes (por ser piadoso), sin la colaboración de todos los argentinos.


Así fue que le dimos la razón al inolvidable Tato Bores, que dijo muchas cosas en su programa de los domingos a la noche, pero hay una que nunca pude olvidar: "Una revolución es dar una vuelta completa, y volver al punto de partida".
Amigos míos, hemos regresado a Diciembre de 2001. Ese mes infausto en el que el peso no valía nada, y la vida valía todavía menos.
Más de una vez, ante el latiguillo en forma de pregunta "¿vos te acordás cómo estábamos en el 2001?", yo solía responder contrapreguntando "¿y vos hacia dónde te creés que vamos?". El tiempo parece estar dándome la razón, incluso antes de lo que imaginaba. Y no me pone para nada orgulloso, no señor. Me pone muy triste.

Todos tenemos varios conocidos que simpatizan con este Gobierno. Y parte de esa tristeza de la que hablo, es por verlos ahora hablar de "críticas resentidas que no sirven para remediar el mal, sino sólo para desahogarse", citando a filósofos ignotos y completamente fuera de contexto. O verlos hablando ahora de terrorismo, y pidiendo "que los metan a todos presos".
Saben qué, muchachos. Cuando yo hablé de prevención del delito, cuando hablé de libertad de circulación, cuando me quejé de que mataban gente para sacarle 50 pesos o desvalijarle la casa, cuando denuncié la precariedad del estado logístico y moral de nuestras fuerzas de seguridad, me trataron de fascista y de represor.
Ahora arréglense solos. Tienen la Ley Antiterrorista, la votaron ustedes contra la opinión de casi todo el espectro político y no le preguntaron a nadie si la quería o no. Úsenla, ahora que están asustados de que el monstruo que crearon y mantuvieron en estado latente durante todos estos años, haya empezado a caminar.
Parece que el "modelo de inclusión de matriz diversificada" se olvidó de incluir a unos cuantos.
Y para terminar, yo también voy a citar a un pensador, tal vez más ignoto que los que mencionan otros.
"Si trataste con desprecio al que caminaba al lado tuyo, no esperes que te dé una mano cuando te tropieces y te hagas percha contra el piso".
Johann Tenorio, argentino, contemporáneo.

Que a pesar de todo, crean en quien crean, pasen una muy Feliz Navidad.
Johann Tenorio

PD: algunas de las ideas desarrolladas en este post fueron inspiradas en frases leídas en Twitter. Si alguien lee esto y se siente plagiado, por favor no sienta empacho en denunciarlo aquí mismo. Eso sí, plata no hay.