domingo, 18 de marzo de 2012

La opinión de millones de moscas

Estoy buscando la manera de no ponerme alarmista con este tema. Por ahora no le encontré la vuelta, pero sigo intentando. Por las dudas, caro lector, le ruego encarecidamente no alarmarse cuando lea esta disertación.

Hoy por la mañana abro Twitter. Veo que alguien linkea una entrevista a Hebe de Bonafini. Una más, pensé. Pero había dos detalles que, como juanetes, sobresalían de la media. (?)
El primero era el destacado, una frase de la propia Hebe, que decía "Si el proyecto fracasa, la culpa es del pueblo, no de Cristina". Hasta ahí, un patinazo normal en el discurso de la líder de Madres de Plaza de Mayo.
El segundo me preocupó un poco más. La nota había sido publicada en la mismísima agencia oficial Télam, y la frase de Hebe había sido tomada como título.
A ver si nos entendemos: la agencia oficial consideró que la frase de Hebe no debía pasar inadvertida en medio de la nota. No es para menos, pero, ¿Télam la destaca por el disparate que es, o porque está de acuerdo?
Habida cuenta de los antecedentes, me inclino por la segunda opción. Y, de ser así, nos encontramos con una declaración de principios por parte de la agencia gubernamental. Nada buenos, por cierto.


No hace falta ser un intelectual para entender que "la culpa es del pueblo" es, como mínimo, una frase desafortunada. Me figuro que cada dictadura, desde el Imperio Romano a la actualidad, debe haber seguido una línea de razonamiento similar a ésa para determinar qué era "lo mejor para el pueblo". Por supuesto, si esto implicaba la censura a un medio o la tortura a un opositor, no iba a ser impedimento para llegar a los fines pretendidos.
Tal vez Nerón suponía que el incendio de Roma era "lo mejor para el pueblo".
Quizás Hitler llegó a la conclusión que un campo de concentración era "lo mejor para el pueblo".
Posiblemente Videla, Massera y demás hayan calculado que la desaparición de 30.000 personas era "lo mejor para el pueblo".
Y así.

Repito, no me quiero poner alarmista. Los ejemplos antedichos son casos extremos. Pero ocurrieron, no los inventé yo, y mucho se ha escrito sobre ellos.

Los caminos a la verdad no siempre son rectos. Llegar del punto A al punto B, a veces, requiere de un par de tramos sinuosos.
Tampoco existe una regla de tres simple para calcular que si Fulano dijo esto, es porque piensa de determinada manera. En ocasiones, ni siquiera con logaritmos, derivadas o sinusoides alcanza para inferir qué es lo que realmente quiso decir Fulano.

Pero no puedo dejar de preocuparme con tantas similitudes. El Pueblo tiene la culpa. Hay que enseñarle al Pueblo qué es lo mejor para el Pueblo, porque el Pueblo no es lo suficientemente avispado para darse cuenta por sí solo. Es más, el Pueblo tampoco debería tener posibilidad de elegir qué desea leer, o escuchar, u observar a través de un medio audiovisual, ya que no posee el raciocinio necesario para determinar lo que es cierto y lo que no lo es. Y ya que estamos, el Pueblo no necesita la libertad de elegir a sus autoridades. Para qué, si ya nos tienen a nosotros, que sabemos perfectamente cuál es el alimento preferido de millones de moscas.

¿Piensan nuestros gobernantes de esta manera? No lo sé, quiero creer que no. Pero a veces las formas son importantes. Cruciales, diría.
Y en esta oportunidad, los organismos de difusión del pensamiento oficial, no sólo se olvidaron de las formas. Decidieron, sin el menor indicio de pudor, seguir una línea editorial que implica ponerse por encima de la gente.
No es el único medio que lo hace, por supuesto. Varios medios opositores bordean peligrosamente esos precipicios más de una vez.
Pero no estamos hablando, en este caso, de un medio. Nos referimos a la agencia que comunica el pensamiento y obra de un gobierno.

Si a eso le sumamos que venimos de una semana complicada, que empezó con el sugestivo levantamiento del aire de un programa televisivo en el cual Marcelo Longobardi entrevistaba al ex ministro Alberto Fernández, se nos hace difícil no pensar que son, ambos, síntomas de una misma tendencia.

Insisto, no quiero ser alarmista. Simplemente, estoy alarmado.

Johann Tenorio

3 comentarios:

carancho dijo...

Johan, mi humilde opinión: este gobierno es demasiado estúpido para degenerar en dictadura.
No digo que no lo intenten, sólo que son demasiado incompetentes.
Por ahora, pueden soñar con pavadas de ese tipo, pero cuando la guita se acabe (a mi juicio, no falta demasiado) van a salir como rata por tirante. El helicóptero de De la Rúa va a ser un chiste.
Saludos.

Johann Tenorio dijo...

Es muy posible, pero ganas no les faltan. Han dado sobradas muestras de que se consideran elegidos por alguna divinidad, cuando en realidad apenas si los eligió poco más de la mitad de los votantes argentinos.

@no_tengo_tuiter dijo...

Muy bueno, Johann. Pero no es nada nuevo. El ataque permanente a medios no oficialistas muestra que el gobierno no cree en la capacidad del pueblo para pensar por si mismo, aunque después festejen haber sido votados por el 56%... una incoherencia más de esta caterva de personajes que nos gobierna.